Un telar

Sobre la trama de hilos blancos, ordenados,  tensos, se desplazan las hebras de lanas de colores, van y vienen y se mezclan, el amarillo y el rojo dan lugar a un naranja brillante, que entreverado con el verde y el azul parecen formar un paisaje de verano. Los hilos se empecinan en pasar varias veces sobre el mismo lugar, creando lomas y montañas desde cuya cumbre se aprecia la inmesidad del cielo. En un extremo hilos de color rojo anudados han dado forma a los techos de pequeñas casitas y unas tiras de cáñamo simulan ser las paredes. Plumas verdes se entrecruzan con tiras de cuero café para formar arboles altos y frondosos. Unos hilos más, aquí y allá, le dan texturas al telar. En medio de  la urdimbre ha quedado plasmado un paisaje que trasmite las sensaciones de su creador.